Crónica de otro concierto
El guitarrista Albert Vila, uno de los más destacados de la escena jazzística catalana, ofreció un notable concierto al frente de su quinteto, compuesto por algunas de las figuras más sobresalientes del jazz que se hace en Cataluña.
Fue una actuación inesperada y una suerte de ensayo general con público. Inesperado por cuento habida cuenta de los problemas por los que atraviesa el local, que lo han llevado a cerrar buena parte de la semana, no era previsible que abriese un miércoles para un concierto de este tipo. Los ocho extensos temas que tocaron a lo largo del set fueron todo primicias, pues era la primera vez que se tocaban en directo y son el grueso de lo que será el próximo álbum del quinteto que tiene previsto empezar a grabar a partir de enero del año próximo. De aquí lo de ensayo general con público.
Fue una actuación inesperada y una suerte de ensayo general con público. Inesperado por cuento habida cuenta de los problemas por los que atraviesa el local, que lo han llevado a cerrar buena parte de la semana, no era previsible que abriese un miércoles para un concierto de este tipo. Los ocho extensos temas que tocaron a lo largo del set fueron todo primicias, pues era la primera vez que se tocaban en directo y son el grueso de lo que será el próximo álbum del quinteto que tiene previsto empezar a grabar a partir de enero del año próximo. De aquí lo de ensayo general con público.
A lo largo de la hora y media de show el grupo interpretó temas como “Signes”, que fue la única balada de la noche, introducida por un largo sólo de guitarra acústica que recordó en las formas a Pat Metheny; “Talk”, “Perceptions”, “Transgenic” o “Gym Jam”, todos en unos tiempos medios que permitieron el lucimiento de los miembros del quinteto.
Albert Vila es el encargado de unir a esta banda que está claramente divida en dos partes; por una Marc Ayza y Roger Mas, viejos colegas que imprimen un ritmo de locomotora a su música; y por otro, Santi de la Rubia y Marko Lohikari que llevan un ritmo más pausado y tranquilo. Es como si unos fuesen jazz rock y los otros be bop. Pero a pesar de ello, el quinteto no desentona, y todo posee una coherencia y un sentido.
La actuación del Albert Vila Quintet puso, desgraciadamente, de manifiesto que el jazz español no interesa en demasía, habida cuenta de la escasa respuesta del público. Y, francamente, es una pena, porque los músicos nacionales demuestran cada día que tienen un excelente nivel interpretativo y lo que en este momento se necesita es el apoyo por parte de los aficionados.
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