domingo, 28 de agosto de 2011

Los 54 músicos mas importantes de la historia del Jazz: Chet Baker

Por los mares virtuales...



Diseño e ilustración by ©KUTO

Chet Baker
Yale, USA 1929/Amsterdam, 1988
Trompeta; Voz.

Nico, el amigo del gran programa de jazz La Quinta Disminuida piensa que la lista de “los 54 mas grandes del jazz” esta cargándose en demasía hacia el color negro. Tiene razón, pero todo se debe a una coincidencia provocada por el criterio de subir, primero, a los “incontestables del jazz”, que como todos sabemos, son casi todos negros. Como aquí odiamos las discriminaciónes (de cualquier tipo) vamos a romper esa tendencia subiendo a un indiscutible del jazz, que en términos de color, era mas blanco que la leche.
Se trata de Chet Baker, el trompetista mas lirico que ha existido en la historia del jazz.
Dueño de un sonido flexible, refinado y elegante, se convirtió en uno de los mejores exponentes del estilo cool. Este artistazo, tanto en su faceta de trompetista como de cantante, se caracterizó por crear interpretaciones emocionales, con improvisaciones lógicas, que dieron cuerpo a una música sencilla y sin artificios, lo que le ayudó a granjearse la simpatía y la conexión directa con la gran mayoría del público jazzero. Es sabido que ni el Chet cantante ni el Chet trompetista fueron unos virtuosos; pero fue muy grande en las dos facetas. Ademas de ello, fue un músico especial; con una estética poderosa; musicalmente coherente y capaz de conmover hasta un clavo.
Como buen romántico, Chet se sintió especialmente cómodo en las baladas, y es que su sonido intimista, lírico y delicado parecía estar destinado para brillar en ese estilo.

La carrera artística de Chet Baker fue tan accidentada como su propia vida. En sus primeros años vivió las mieles del éxito rodeandose de bellas mujeres, de coches lujosos, de placeres, de jazz y de dinero. Luego, su adicción a las drogas le mostraría la otra cara de la moneda, transformandole en un yonky, en un indigente y en un visitante habitual de cárceles y calabozos.
La historia de Chet Baker en el jazz comienza en 1950. La gente ve en él a un joven atractivo, que se parece al actor James Dean y que participa activamente en las Jam Sessions de la ciudad de San Francisco. Toca muy bien la trompeta, en la línea elegante de Bix Beiderbecke y con claras influencias de Miles Davis.
El año 1952 es su año de suerte, porque no paran de sucederle cosas buenas. La primera es la grabación de su primer solo en una Jam; Luego, Charlie Parker le elige y ficha para tocar en su grupo; y el remate es su participación en el famoso cuarteto sin piano junto a Gerry Mulligan, un combo que seria todo un referente del cool jazz. En Septiembre de 1952 Chet, después de grabar su famoso solo en “My Funny Valentine” inmortaliza y escribe su nombre con letras de oro en el jazz. El grupo fenece el año 53 justo cuando encarcelan a Gerry por consumo de drogas.
 

 
Después de esto, Chet formaría sus propios grupos comenzando un largo peregrinaje entre Europa y EEUU. Graba muchos y excelentes discos en ambos continentes; pero su vida comienza a estar gobernada por innumerables problemas surgidos por su afición a las drogas. Las desintoxicaciones, detenciones y encarcelamientos serán el pan de cada día y le señalan un camino al infierno del que no podrá escapar.
El año 1968, unos camellos le dan una brutal paliza que le destroza la boca, la dentadura y la psiquis. Aquello que en la practica significaba el fin de su carrera, solo significó un retiro de varios años, porque a base de constancia, tesón y una dentadura postiza, Chet pudo volver a cantar y a tocar su trompeta. El año 1973 Chet Baker vuelve a los escenarios gracias al apoyo de Dizzy Gillespie.
El nuevo Chet es un músico maduro, que tiene un sonido mas frágil, melancólico y triste que antaño; pero en su musica hay tanta transmisión de sentimientos, que podria parecer una Billie Holiday en masculino.
El año 1988. Chet Baker se precipitaba por una ventana de un hotel en la ciudad de Amsterdam y nos decía hasta siempre. Su rostro era el de un hombre cansado, maltratado y marcado por las huellas de la tristeza. Justo el contrario con el que había llegado al mundo del jazz.
Chet Baker fue un artista tan grande que merece este hueco entre los 54 gigantes del jazz.

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