miércoles, 28 de diciembre de 2011

La saga del desnudo artístico - Part II: Arte antiguo

Bailarinas (circa 1420-1375 a. C.), British Museum.
 
Puede llamarse así a las creaciones artísticas de la primera etapa de la historia, destacando las grandes civilizaciones del Próximo Oriente: Egipto y Mesopotamia. También englobaría las primeras manifestaciones artísticas de la mayoría de pueblos y civilizaciones de todos los continentes. Uno de los grandes avances en esta época fue la invención de la escritura, generada en primer lugar por la necesidad de llevar registros de índole económica y comercial.[6]


Diosa Innana (Mesopotamía)



En las primeras religiones, desde la sumeria hasta la egipcia, se relacionó el antiguo culto a la Madre Tierra con las nuevas deidades de tipo antropomórfico, vinculando la forma femenina con la naturaleza, en cuanto ambas son generadoras de vida. Así, los dioses gemelos egipcios Geb y Nut representaban la tierra y el cielo, de cuya unión nacían todos los elementos. En otros casos, los dioses se relacionan con elementos cosmológicos, como la diosa Ishtar con el planeta Venus, representada generalmente desnuda y alada, con una luna creciente en la cabeza. Otras representaciones de la Diosa Madre suelen ser figuras más o menos vestidas pero con los pechos desnudos, como la famosa Diosa de las serpientes (Museo Arqueológico de Iraklion), una estatuilla minoica de alrededor del 1550 a. C. Estas representaciones fueron el punto de partida para la iconografía de diosas griegas y romanas como Ártemis, Diana, Deméter y Ceres.[7]


En Egipto la desnudez era vista con naturalidad, y abunda en representaciones de escenas cortesanas, especialmente en danzas y escenas de fiestas y celebraciones. Pero también está presente en los temas religiosos, y muchos de sus dioses representados en forma antropormórfica aparecen desnudos o semidesnudos en estatuas y pinturas murales. Igualmente aparece en la representación del propio ser humano, sea faraón o esclavo, militar o funcionario, como el famoso Escriba sentado del Louvre.

 (2480–2350 a. C.).

Sin duda debido al clima, los egipcios solían llevar poca ropa, taparrabos y faldellines los hombres, vestidos de lino transparente las mujeres. Así se refleja en el arte, desde las escenas que muestran las fiestas y ceremonias de la corte hasta las escenas más populares, que muestran el trabajo diario de campesinos, artesanos, pastores, pescadores y demás oficios. Asimismo, en las escenas de guerra aparecen los lastimosos cuerpos desnudos de los esclavos y cautivos, tratados con el mismo estilo hierático y falto de dinamismo propio del arte egipcio, donde prepondera la ley de la frontalidad, del cuerpo constreñido a rígidas posturas estáticas y faltas de realismo. La pintura se caracteriza principalmente por presentar figuras yuxtapuestas en planos superpuestos, con un criterio jerárquico. Predominaba el canon de perfil, que consistía en representar la cabeza y las extremidades de perfil pero los hombros y los ojos de frente.

Entre las obras que nos han llegado del Antiguo Egipto, el desnudo, parcial o completo, es perceptible tanto en pintura como en escultura, sea monumental o en pequeñas estatuillas, como la Oferante del Louvre o la Muchacha tocando el arpa del British Museum; tenemos estatuas como las de Rahotep y Nefrit, la de Micerino con su esposa





o la Dama Tui del Louvre que, aunque vestida de lino, la transparencia de la tela nos muestra su desnudez; en pintura, los murales de la tumba de Nath, contable de Tuthmosis IV, o la Tumba de los Médicos en Saqqarah. En la tumba de Tutankhamon se halló una estatua del faraón desnudo, representando a Ihy, hijo de la diosa Hathor.[8]

Por contrapartida, en Mesopotamia, cercana geográfica y cronológicamente al Antiguo Egipto, el desnudo es prácticamente desconocido, excepto algún relieve asirio como Asurbanípal cazando leones (British Museum), donde el rey aparece con el torso desnudo,

Asurbanipal cazando un león. Nínive. Siglo VI a.c.British Museum. Londres.

o algunas escenas de tortura de prisioneros, mientras que en la vertiente femenina sólo hallamos los pechos desnudos de un bronce caldeo representando una joven canéfora, presente en el Louvre. Tampoco encontramos desnudos en el arte fenicio o judío, donde la ley mosaica prohibía la representación humana.[9]


6 La palabra deriva del término italiano maniera, que significaba «estilo», y que fue introducido por Giorgio Vasari en sus biografías de artistas para denotar el estilo grácil y equilibrado de los artistas de su tiempo. (Chilvers, 2007, p. 593.)

7 El término «barroco» proviene de un vocablo de origen portugués, donde a las perlas que tenían alguna deformidad se las denominaba perlas barruecas, siendo en origen una palabra despectiva que designaba un tipo de arte caprichoso, grandilocuente, excesivamente recargado. (Chilvers, 2007, p. 83.)

8 El rococó surgió en Francia durante la regencia del duque de Orleáns, en la minoría de edad de Luis XV, y pervivió durante el reinado de éste. El término rococó se formó con la conjunción del italiano barocco y rocaille, elemento decorativo parecido a una concha, muy usado en la ornamentación durante este periodo. (Chilvers, 2007, p. 818.)

9 No se sabe a ciencia cierta quién fue la modelo utilizada por Goya, barajándose las posibilidades de la duquesa de Alba o Pepita Tudó, amante y más tarde esposa de Godoy; en todo caso, la pretensión de Goya no era retratar a alguien concreto, sino a una mujer anónima, una como cualquier otra. (Valeriano Bozal (1989) (revista). Goya. Entre Neoclasicismo y Romanticismo. Madrid: Historia 16. p. 146. )

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