miércoles, 31 de octubre de 2012

John Banville: "El trabajo del artista es conseguir que el mundo se sonroje"

El escritor irlandés publica 'Antigua luz', una novela sobre las trampas de la memoria

http://www.lavanguardia.com/libros/20121024/54353850799/banville.html

John Banville:
El escritor irlandés John Banville Ángel Díaz/EFE

Madrid. (EFE/Carmen Sigüenza).- El irlandés John Banville es un eterno candidato al Nobel, aunque ya posee los galardones más importantes, pero sobre todo está considerado como uno de los mejores autores en lengua inglesa. Ahora publica Antigua luz, una novela sobre las trampas de la memoria, con la que quiere que "el mundo se sonroje".
Y es que John Banville (Wexford, Irlanda, 1945), que se convierte en Benjamin Black cuando escribe novela negra, otra de sus pasiones y de gran éxito, explica hoy a Efe, que el trabajo del artista consiste en "concentrarse mucho en el objeto con el que se trabaja, hasta que brille, tenga luz y haga, a quien lo aprecie, mucho más vulnerable y se sonroje".
Eso es lo que le pasa precisamente al protagonista de Antigua luz, la nueva novela que Banville publica en España y Latinoamérica con Alfaguara, un actor de teatro retirado, que a raíz de un suceso, rememora el tórrido y sexual romance de verano que mantuvo con la madre de su mejor amigo.
 
Una novela sobre lo peligrosa y traicionera que resulta la memoria, escrita por este autor, literariamente bipolar, en una narración bellísima y muy erótica, hasta el punto que parece que el autor hace el amor con las palabras, por la intimidad que mantiene con ellas. "Crear ficción es en cierto modo erotismo", dice.
Y añade: "amo el lenguaje y trabajo frase a frase, cuidándolas hasta el extremo, el resto se cuida solo; quiero decir que los personajes, la trama, los diálogos van por su propia cuenta. Surgen solos", argumenta el autor de El Mar, premios Booker e Irish Book Award.
Un crítico del Sunday Express advierte en la contraportada del libro que Banville "demuestra su talento para escribir sobre la verdadera textura del erotismo... Merece vender diez veces más que Cincuenta sombras de Grey (la comercial trilogía erótica de éxito millonario).
Idea que a Banville le hace gracia, aunque dice sonriendo que él no va a vender más. "Pero -advierte- cuando la gente me pregunta sobre estos fenómenos y que están tan mal escritos, yo les digo que eso debe dar igual, que el caso es que se lea".
"El hecho de poner marcas negras en papel blanco hace que ejercites la imaginación. No hace falta que sean libros buenos, aunque sean mediocre ejercitas tu imaginación. Así es que en este terreno soy optimista porque, además con los móviles y las tabletas la gente lee", precisa este escritor, compatriota de Joyce y Beckett y heredero literario de Nabokov.
Otro de los aspectos de su nueva novela se refiere a la importancia del mundo de los sueños. "Cuando era joven -aclara- creía que escribir era un proceso irracional que no podía controlar, pero a medida que voy creciendo, me doy cuenta de que escribir es como soñar. No sé qué es lo que estoy haciendo y digamos, que en ese sentido, es como soñar".
Antigua Luz también discurre por una especie de vigilia o duermevela, una suerte de realidades, recuerdos y sueños, que se van entrecruzando por una narración en la que los hombres son más débiles y vulnerables que las mujeres.
"Los hombres tienen miedo a las mujeres porque ellas tienen el secreto de la reproducción. Las mujeres tienen poder sobre los hombres porque ellos necesitan la iluminación, el conocimiento, pero son criaturas torpes, que solo pueden pensar en el sexo", subraya el escritor.
John Banville hoy está en Madrid como tal, no como el pseudónimo de Benjamin Black, a quien el autor considera "un artesano, mientras que cuando firma con su propio nombre se siente "un artista".
Autor de títulos de novela negra como El lémur o la trilogía protagonizada por Quirke, El secreto de Christine, El otro nombre de Laura y En busca de April, Banville cree que hoy a la gente le fascina la violencia, que es lo que ve en la pantalla todos los días, "aunque en realidad en la propia vida diaria de cada uno haya muy poca violencia".
"Hoy se ha dramatizado tanto la violencia y se ha sexualizado tanto, que creo que es el gran erotismo de nuestro tiempo. La gente siente que le falta algo y por eso recurre a la violencia de la novela negra, hoy tan exageradamente violenta; pero a mi, no me gusta nada eso. A mi me gusta la novela negra a la antigua, libros realistas, y no crucigramas negros", concluye el autor.

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