Artículo 1:
Saramago carga contra Dios y salva a Caín
El Nobel portugués publicará en octubre una nueva novela sobre el célebre fratricidio bíblico
EFE - Madrid - 27/08/2009
José Saramago vuelve a ocuparse de la religión en Caín, su nueva novela, que la editorial Alfaguara publicará previsiblemente a mediados de octubre, en la que redime a su protagonista del asesinato de Abel y señala a Dios "como el autor intelectual al despreciar el sacrificio que Caín le había ofrecido". Caín viajará a la Feria del Libro de Frankfurt el próximo octubre y a finales de ese mes estará en las librerías de Portugal, América Latina y España, donde ver la luz también en catalán. Será en Lisboa, en su presentación mundial, donde el Nobel hable por primera vez de su nuevo libro, pero desde su casa de Lanzarote, donde pasa el verano y ya prepara las maletas para volver a Lisboa, ha explicado a través del correo electrónico que lo que ha querido decir con Caín es que "Dios no es de fiar. ¿Qué diablos de Dios es éste que, para enaltecer a Abel, desprecia a Caín?".
Casi 20 años después de su discutido libro El evangelio según Jesucristo, que fue vetado por el Gobierno portugués para competir por el Premio Europeo de Literatura, el Nobel luso hace un irreverente, irónico y mordaz recorrido por diversos pasajes de la Biblia pero no teme que vuelvan a crucificarle. "Algunos tal vez lo harán -explica Saramago-, pero el espectáculo será menos interesante. El Dios de los cristianos no es ese Jehová. Es más, los católicos no leen el Antiguo Testamento. Si los judíos reaccionan no me sorprenderé. Ya estoy habituado. Pero me resulta difícil comprender cómo el pueblo judío ha hecho del Antiguo Testamento su libro sagrado. Eso es un chorro de absurdos que un hombre solo sería incapaz de inventar. Fueron necesarias generaciones y generaciones para producir ese engendro".
José Saramago no considera este libro su particular y definitivo ajuste de cuentas con Dios -"las cuentas con Dios no son definitivas", dice-, pero sí con los hombres que lo inventaron. "Dios, el demonio, el bien, el mal, todo eso está en nuestra cabeza, no en el cielo o en el infierno, que también inventamos. No nos damos cuenta de que, habiendo inventado a Dios, inmediatamente nos esclavizamos a él", explica el autor. Niega que la cercanía de la muerte, hace ahora un año debido a su enfermedad, le hiciera pensar más en Dios. "Tengo asumido que Dios no existe, por tanto no tuve que llamarlo en la gravísima situación en que me encontraba. Y si lo llamara, si de pronto él apareciera, ¿qué tendría que decirle o pedirle, que me prolongase la vida?".
Y continúa Saramago: "Moriremos cuando tengamos que morir. A mí me salvaron los médicos, me salvó Pilar (su esposa y traductora), me salvó el excelente corazón que tengo, a pesar de la edad. Lo demás es literatura, y de la peor". Hace un año, el escritor sorprendió a sus lectores por la ironía y el humor que destilan las páginas de El viaje del elefante (Alfaguara) y que ahora vuelve a con Caín. Para él es un misterio. Y reflexiona: "No fue deliberado ni premeditado, la ironía y el humor aparecen en las primeras líneas de ambos libros. Podía haberlo contrariado e imprimirle un tono solemne a la narrativa, pero lo que está me vino ofrecido en una bandeja de plata, sería una estupidez rechazarlo".
El escritor empezó a pensar en Caín hace muchos años, pero se puso a escribirlo en diciembre de 2008 y lo terminó en menos de cuatro meses. "Estaba en una especie de trance. Nunca me había sucedido, por lo menos con esta intensidad, con esta fuerza", rememora. Saramago, que una vez escribió que "somos cuentos de cuentos contando cuentos, nada" y así sigue viéndose, escribe más y más rápido que nunca (tres libros en un año), quizás como la mejor manera de seguir vivo. "Es verdad. Tal vez la analogía perfecta sea la de la vela que lanza una llama más alta en el momento en que va a apagarse. De todos modos, no se preocupen, no pienso apagarme tan pronto", sentencia. En su blog (blog.josesaramago.org ) aparece hoy el anuncio de la nueva novela, una suerte de tráiler del libro y una carta de la presidenta de la Fundación Saramago, Pilar del Río, en la que anuncia a los lectores del Nobel que este Caín no les dejará indiferentes.
Artículo 2:
'Caín' se convierte en un segundo 'Ensayo sobre la ceguera'
José Saramago busca provocar "desasosiego" con su nueva novela
JUAN CRUZ - Madr id - 03/11/2009
Fuente:
Su El Evangelio según Jesucristo levantó ampollas en la sociedad conservadora de su país, hasta el punto de que el Gobierno portugués consideró oportuno impedirle a José Saramago que concurriera con esa novela a un concurso europeo. Fue a principios de 1990, y el escritor que luego (en 1998) ganó el Nobel de Literatura se fue de Portugal a Lanzarote entristecido por la agresión sufrida. Ahora Saramago ha escrito Caín y, de nuevo, Dios la que se ha armado otra vez en Portugal.
La Iglesia ha sido algo más discreta que la política; un político conservador portugués (de nombre Mario David, del Partido Socialdemócrata) pidió en el Parlamento Europeo que el autor de Caín fuera desposeído de la nacionalidad portuguesa. Y gente de la Iglesia, contó Saramago ayer en la presentación del libro en la Casa de América, condenó la novela al tiempo que ésta aparecía. "¿Y cómo sabían que era condenable?".
Ahora Saramago ya no se entristece, ni cambia de país, ni se enrabieta; al contrario, a sus 86 años (cumple 87 este 16 de noviembre), parece haber sacado fuerzas de esa reacción que su nueva novela ha alcanzado en su país y ayer, junto a su mujer, Pilar del Río, la traductora del libro al español, dijo lo que siempre fue una divisa de su trabajo: "Yo no escribo para agradar ni para desagradar: yo escribo para desasosegar". Y vaya que sí ha desasosegado. Como dijo su editora española, Pilar Reyes, de Alfaguara, Saramago se ha sentido con fuerzas para discutir (otra vez) con la Biblia. Y ha conseguido algo insólito en el mundo de la librería, al menos de las librerías portuguesas: "Ahora me dicen que Caín se vende al lado de la Biblia. Ya veremos qué montón baja primero".
La apuesta editorial es fuerte. Zeferino Coelho, el editor portugués de Caminho, que ha publicado toda la obra del Nobel, contó que en su país ya hay distribuidos 130.000 ejemplares, y en España está circulando una cantidad similar, a dos semanas de que el libro haya salido a encontrarse con el público.
El desasosiego, esta expresión que le emparenta con su paisano Fernando Pessoa, está en el libro, y estuvo ayer en sus palabras. La historia de la humanidad es la historia de la muerte del hombre. Y de muerte (de asesinatos también) está llena la Biblia. Ahora Saramago agita las aguas con su versión de la historia de Caín y obliga a releer lo que la Biblia dice del personaje; el desasosiego de la Iglesia viene, quizá, señaló el novelista, de un hecho cierto: que durante siglos la Iglesia católica no quiso que los fieles interpretaran esos textos sagrados.
Desasosiega a la Iglesia (y sin duda al eurodiputado que pidió que le quitaran a José su naturaleza de portugués) que Caín sea un alegato contra el Dios "injusto, envidioso y orgulloso" que retratan los textos sagrados. Y ese desasosiego, dice Pilar del Río, se respira en el propio texto, una especie de regreso a la atmósfera que hay en uno de los textos más lúcidos del autor, el Ensayo sobre la ceguera.Pilar del Río contó una anécdota que ahora parece una metáfora de otras reacciones que ha tenido el libro. Una señora se acercó a Saramago en Lisboa a agradecerle Caín, y le llevó manzanas asadas, un plato favorito del escritor de Azinhaga. "No tengo otra cosa que regalarle". En su país es lo más dulce y sosegado que se dijo de Caín.
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