Poesía a ocho manos
A la negra Martina la subieron al cohete
Y la pobre no sabía ni tocar el clarinete
Se puso la chistera y arrió la bandera
Como si fuese rosa y pantera
Se empina hacia la luna, se inclina
Y comete el error de saludar a la portera.
La portera rompe un lirio, le da
La mitad a ella y se come lo que
Queda.
Aparecen a lo lejos luces inodoras,
Aguas indoloras, negras e insalubres,
Que parpadean sin más,
Sin decir – ni siquiera- ¿Cómo te va Martina, negra?
Entonces, celosa y rabiosa, la portera
Saca el cubo y recoje las
Migajas
En la ciudad petrificada, sólo se
Podía oír el rumor eterno
“Martina, negra, negra Martina,
Dónde vas tú, negra?”.
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