Por JOSÉ LUIS DE JUAN 15/01/2011
Extraordinario poeta del espacio que media entre los seres y las cosas, Rainer Maria Rilke (1875-1926) exploró este Zwischenraum en relatos y novelas cortas desde sus primeros pasos como escritor hasta el fin de sus días en Valmont, vencido por la leucemia.
Esta nueva antología aporta pequeñas joyas como 'Danzas de la muerte', 'La clase de gimnasia', y esbozos de novela autobiográfica como 'Ewald Tragy'. Los contrastes del volumen son muy agradecidos. Tenemos el gusto por lo sórdido y la necrofilia del autor nacido en Praga y tildado de misógino en Alemania, y a la vez estimulantes escenas de la vida burguesa salpicadas de estupendos diálogos y memorables personajes fugaces. Se dice que Ewald Tragy es un reflejo del Rilke joven. Pero más que sus problemas existenciales nos interesa el aire espeso entre Tragy y su padre, los silencios de su madre y sus cuatro primas. Nos sorprende cómo la luz resplandeciente de agosto provoca la muerte de un hombre enamorado, mientras en otro relato un débil destello acaricia el rostro del pobre Willy y se pierde en la pared. Rilke personifica las cosas como nadie: "Cualquier sonido que llega de fuera es recibido como un poeta ambulante y tiene que recitar algo", "nuestros sentimientos se parecen a unas cortinas" con las que juegan la luz y las sombras. Muchas de estas narraciones parecen servir de interludios para la poesía, de reflexiones sobre el arte de escribir. Rilke percibe con su palabra prodigiosa lo que nos separa del mundo, es antirromántico: entre uno y la supuesta belleza de lo que nos rodea hay un abismo cruel, parece decir. Uno de los relatos más inquietantes es 'La casa'. Un dibujante textil regresa a su familia después de varios años, pierde una conexión de tren y en la espera entra en una casa que le resulta familiar. Ella será su definitivo espacio vacío, su Zwischenraum.
Fuente:http://www.elpais.com/articulo/portada/ultimos/otros/relatos/elpepuculbab/20110115elpbabpor_21/Tes
Los últimos y otros relatos
Rainer Maria RilkeTraducción de Isabel Hernández
Alba. Barcelona, 2010
390 páginas. 26 euros
Coronado sueño
(1896)
(1896)
CANCIÓN REGIA
Debes con dignidad soportar la vida,
tan sólo lo mezquino lo hace pequeña;
los mendigos te podrán llamar hermano,
y tú puedes sin embargo ser un rey.
Aunque el divino silencio de tu frente
no lo interrumpa dorada diadema,
los niños se inclinarán en tu presencia,
los entusiastas te mirarán atónitos.
A ti los días de rutilante sol
te hilarán rica púrpura y blanco armiño,
y, con pesares y dichas en sus manos,
de rodillas ante ti estarán las noches...
Praga, 9 de septiembre de 1896.
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tan sólo lo mezquino lo hace pequeña;
los mendigos te podrán llamar hermano,
y tú puedes sin embargo ser un rey.
Aunque el divino silencio de tu frente
no lo interrumpa dorada diadema,
los niños se inclinarán en tu presencia,
los entusiastas te mirarán atónitos.
A ti los días de rutilante sol
te hilarán rica púrpura y blanco armiño,
y, con pesares y dichas en sus manos,
de rodillas ante ti estarán las noches...
Praga, 9 de septiembre de 1896.
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