domingo, 19 de diciembre de 2010

Historias de los Tarabiskotes y de los Indudiablillos, 8ª parte, por Valentino Wajciechosczaf



Cualidades de los Indudiablillos

         De vez en cuando, los Tarabiskotes se quedan maravillados por el extremo sentido de la organización de los Indudiablillos.



         Si uno entra en la casa de un Indudiablillo, se da inmediatamente cuenta de que nada se puede perder porque cada cosa tiene su sitio y cada sitio su utilidad dentro de una ordenanza global basada sobre la necesidad de no perder tiempo en una búsqueda inútil. Algunos Indudiablillos llevan esta propensión al orden hasta unos extremos que asombran y asustan a los Tarabiskotes, pues todo, hasta el más mínimo clavo, está referenciado, encerrado en cajas donde está inscrito con rotulador lo que contiene dicha caja. Si se mira el maletero del coche de unos de estos Indudiablillos extremos, nos encontramos con el mismo panorama: cajas de plástico perfectamente referenciadas, distribuidas según el tamaño, sujetadas por gomas elásticas para impedir que se desclasifiquen durante cualquier trayecto.

         En el despacho de muchos Indudiablillos, salta a la vista un conjunto de carpetas, generalmente de colores discretos, numeradas por fechas y por asuntos, así como los documentos que se encuentran en su interior. Se le puede pedir al Indudiablillo una factura o un ticket de caja con más de diez años de antigüedad, en poco segundos lo blande como un trofeo, acompañando su hazaña de una mirada de satisfacción, porque acaba de demostrar su eficiencia.

         En el dormitorio de otros tantos Indudiablillos, si se abre el armario principal, divisamos más cajas de plástico donde se lee con toda impecable caligrafía: costura, placer, bombillas. ¿Qué habrá dentro de la caja “placer”?



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