sábado, 16 de abril de 2011

Taller - Poetizar un cuento infantil, por Andrea Lajaunie.

PEDRO Y EL LOBO

Cuentan que Pedro el pastor de sus ovejas cuidaba.
¡Qué aburrimiento, qué horror!,pensaba, mientras pastaban.

¿Cómo podré superar este hastío que yo siento?
Algo tendré que idear, o moriré en el intento.

Ni corto ni perezoso, puso en marcha una añagaza,
gritaré en tono angustioso que el lobo muy cerca pasa.

Así la gente del pueblo vio subido al algarrobo,
al zagal, a voz en cuello: ¡Socorro, que viene el lobo!

Asustados por las voces corrieron hacia el pastor
que al verlos llegar veloces, se reía sin pudor.

Los campesinos molestos, dieron la espalda al muchacho,
y volvieron, pasos prestos, a sus puestos de trabajo.

Brotando del algarrobo que se recorta en el cielo,
otra vez ¡qué viene el lobo! escucharon con recelo.

Dieron de nuevo la vuelta, y corrieron presurosos.
No puede ser que nos mienta, no seamos orgullosos.

Cuando llegaron al campo, al lado de las ovejas,
Pedro estaba retozando, riendo de oreja a oreja

Los paisanos furibundos, le dijeron al zagal:
nada ni nadie en el mundo, nos la volverá a jugar.

A la mañana siguiente, Pedro reía pensando
cómo corría la gente, brazos, piernas, agitando.

Recordando sus hazañas, no vio que el lobo rondaba,
pasos firmes de alimaña, que las ovejas balaban.

Una mueca de terror, en el cuerpo sudor frío.
¡El lobo!, gritó el pastor. Nadie acudió al desafío.

Y el muchacho, sin redaños, al ver al lobo matar
diez ovejas del rebaño, contrito, rompió a llorar.

Y ahora le canta la gente: te han comido las ovejas.
Has tenido mucha suerte, aún conservas las orejas.

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