Reside en Irapuato, México.
En l999 obtiene la ciudadanía mexicana por naturalización.
Catedrático Universitario, Periodista, Poeta, Escritor e Investigador.
En l999 obtiene la ciudadanía mexicana por naturalización.
Catedrático Universitario, Periodista, Poeta, Escritor e Investigador.
Damos la bienvenida a Washington Daniel en nuestra sección de artistas invitados y le agradecemos haya aceptado nuestra invitación y nos haya mandado tres textos, tres amplias meditaciones sobre el tiempo. Cuando escribe "Ya no sé que hacer con el tiempo", por lo menos nos permite leer y adentrarnos en su peculiar poética.
FUTURO
Nombrar la desesperación es trascenderla.
Lautreamont
No vendo predicciones,
tengo una visión regresiva y retrógrada del progreso,
vamos hacia la deliciosa barbarie.
Las profecías apocalípticas siempre se cumplen,
el progreso,
es una superstición
como cualquier otra,
desconozco la futurología…
Acumular ciencia, conocimientos, tecnología,
no es progresar,
el futuro es una pendiente
por la que empezamos a caer,
desde el momento de la concepción.
Nacer es comenzar a agonizar,
el futuro, quizás abriga esperanza para la humanidad.
Pero, es derrota para el individuo.
El futuro es arbitrario, imposible de controlar
ni siquiera me consta que habrá un mañana.
En el futuro nada es certeza,
imposible guiarlo, asegurarlo, enriquecerlo.
Más que cambio
el futuro implica una sensación de cambio.
Hay veces en que me es necesaria la permanencia
y la estabilidad.
Los buenos y los compasivos creen en el progreso,
en el sentido de una mejoría de la condición humana,
en una sociedad armónica, noble y buena.
En una vida bucólica, alejada de lo urbano,
de lo industrial, de lo artificial,
de la barbarie tecnocrática.
Hermosa utopía.
Por mi parte,
percibo el futuro, decadente,
cuesta abajo, como el tango.
En el mejor de los casos,
lo imagino como algo estático,
en el que nada pasa,
en el que todo da vueltas sobre sí mismo.
No tengo valor para imaginar el futuro.
Quisiera ser un ingenuo,
nada quiero saber del futuro,
con todo su cortejo de noticias,
de acontecimientos, de sucesos, de sorpresas.
No me interesa el futuro.
Un futuro que ya no está,
que ya se fue,
superar mi futuro,
dejarlo atrás,
sin llevarlo a cuestas.
Me conformo con el presente,
con este infimo pedazo de eternidad.
Que el presente se prolongue
como un prólogo de un libro
que nunca se escribe.
Que ya no pase el tiempo,
quiero quedar desterrado para siempre del tiempo.
Todo quieto, cristalizado,
que no se mueva ni una hoja.
Que nada fluya
la gota que cae, que quede suspendida en el aire,
que nada se desmorone.
Sin horas, sin minutos, sin segundos,
ni siquiera instantes.
Cada momento que pasa me pesa.
Sin sumar, sin restar,
sólo escuchar como no transcurre el tiempo.
Sin que principie el tiempo
sin que luzca el tiempo
cansado de que pase el tiempo
ya sin la lentitud del tiempo
un tiempo que ya no es implacable
ni la brisa de las horas me despeina.
Ni el vendaval de los años
ya sin los tiempos que ya pasaron,
sin los tiempos que vendrán
sin que nos quede poco tiempo.
Este instante detenido en una cósmica explosión
sin tiempo para amontonar inútiles recuerdos
arrumbar de antemano el futuro
alejarme de esa muerte lenta a pedazos,
que son los días, meses y los años.
Medidas de tiempo que ya no están a mi alcance
quedarme con estos dolores,
con estos sinsabores,
con estas ausencias y con estas nostalgias.
Permanecer en una infinita lentitud,
holgada,
perezosa,
leve.
Sin perder el tiempo con sermones,
ni darlos ni recibirlos,
me subleva que me quiten el tiempo,
me anula y me paraliza.
Ya no sé que hacer con el tiempo.
No logro enfrentarme al tiempo.
Estoy saturado de tiempo.
Dejar el tiempo perdido y marchito
tiempo que no termina
pero deja de existir.
Muerte, Dolor y Elegancia
Voy a empezar por el principio
Y sin embargo algunas cosas
No suelen empezar por el principio,
Ni en general, tampoco,
Terminar en el final,
La mayoría de las veces comienzan
Por la mitad.
Sólo algunas veces, afortunadas, desde el principio
Son y allí comienzan.
Por otra parte, algunas veces terminan por el comienzo
O antes de terminar y algunas veces
Duran hasta después.
La vida es una de esas cosas,
El tiempo es otra,
Y, definitivamente, la muerte es una de ellas.
O, a lo mejor, todo es así.
Pero eso no es lo mejor, eso es lo peor.
Luego, debo decir: a lo peor todo es así.
O a lo mejor,
Mejor es no decirlo de ningún modo.
El punto de partida es esto, entonces
Esto, aquí y en este instante, ahora,
Y el tema es ése, ése es
El problema, el asunto, ésa, es la llaga
Pero también el dedo que se hunde en ella.
¿Y la solución cuál es?
La solución es cerrar el puño y cogerlo,
Apretar el corazón, como si fuera un puño,
Apretar el pensamiento como si fuese un puño,
Y cogerlo prisionero, verlo claro
Al pensamiento, al corazón, como un pájaro nervioso,
Y después dejarlo ir y que la vida
Se la harten de una vez.
Pero después,
Después de haberla comprendido,
De haberlo tenido en el puño,
Prisionera un instante,
Por un instante mía.
Y otro tanto con el tiempo.
Y otro tanto con la muerte.
En la mitad está el principio
Y el principio en el final, y el final
En el principio, en el comienzo mismo,
Como dijo San Pablo, que el hombre cuando nace,
En el nacimiento mismo, se tropieza con la muerte.
Estoy hablando del pájaro nervioso
Que no tiene principio ni final
Sino mitad solamente,
“en la mitad de la vida”
como lo dijo Dante.
Estoy hablando de eso.
Es un asedio de palabras,
Un sitiar al silencio,
Una emboscada a lo desconocido:
El tiempo, la vida, la muerte, yo mismo.
No “mismo”, diferente, y desde luego
Desconocido, silencioso.
Ya quisiera yo que esto no fuera más que literatura.
¡Ya quisiéramos señores!
En primer lugar, la vida,
Y en segundo y en tercer lugar también.
Y aunque nos de vergüenza,
La soledad de isla que hay entre la gente,
El hecho escueto, crudo, la verdad aleteando
Como una paloma presa entre las barras del pecho
Es que no sé, no sabes, no sabemos
A quién estamos esperando o qué cosa,
Qué es eso, quiero decir, la vida,
Las cosas, uno mismo, este silencio,
Como una puerta abierta al gran vacío,
Tan grande como Dios que existe
Quién sabe qué delito la rosa encubre,
Quién sabe qué cosa perdió el viento y lo busca.
Quién sabe en que noche duerme la noche.
Cuando al final del día, cierro mi libros,
Reviso mis heridas, cierro los ojos y pienso:
Estoy vivo, lo he estado siempre y lo estaré para siempre.
Exactamente como el muerto,
Que es como si no hubiera nacido nunca.
Así también el vivo, que es como si no hubiera nacido nunca,
Ni tuviese nunca que morir tampoco.
Pero muere, lo matan desde fuera, le cae una teja en la cabeza
Un microbio, un virus, un balazo, un hechizo...desde fuera,
Siempre desde fuera,
Porque la vida misma es inmortal, sin principio y sin final,
Como la muerte, exactamente igual.
Como la muerte.
Me he sentado a pensar. No oigo
La jauría de perros. Mi corazón es el conejo.
No oigo el canto de sirenas.
El niño que yo fui es Ulises.
El corazón me palpita como un conejo en pánico,
Y la nuca me tiembla y el amor se me cuela a los huesos,
Como si estuviera huyendo de ladridos de perros.
Pero estoy huyendo del dolor, no de los ladridos,
El dolor no comprende los sentimientos humanos,
Traiciona, hiere, agrede y hostiliza sin el más
Mínimo remordimiento.
El dolor viene del Diablo.
Es su tacto, su caricia.
El dolor nos hace inclinarnos, suplicar, huir.
Y el dolor se revela como el hermano de la muerte.
Nos llena de terror, pero sin él la vida sería incomprensible.
No vas a poder cogerlo con las manos,
Ni con el corazón,
Y mucho menos con el pensamiento.
No se deja, es de aire, aire que se cuela entre los huesos,
Aire frío, silencio lloviendo sobre las palabras,
Derritiéndolas.
Y las palabras se reconstruyen,
Y el mensaje no lo vamos a poder decir nunca,
Nunca, de ningún modo, de eso no tengo la menor duda.
Pero siempre estaremos al borde de decirlo,
La palabra exacta,
En la punta de la lengua, como se dice.
Y es como si li hubiésemos olvidado,
Pero no es verdad,
No lo hemos sabido nunca,
No lo vamos a saber jamás.
Nunca la vida ha sido más trivial,
Casi sin poetas,
Plana, insulsa, más bien aburrida,
Pero ni siquiera eso mucho.
Estoy hablando de la muerte.
Y estoy hablando de ti, no mires a los lados.
Estoy hablando de mí, de ti, de todos.
Puede que no sea serio,
Puede que ni siquiera sea muy interesante.
Eso es bien posible.
Pero es verdad, y eso, que puede no ser mucho,
Es algo por lo menos,
Y desde luego es todo cuanto tenemos.
Cuando te vayas y te la quieras llevar.
Si es que te la quieres llevar,
Y es qué hipotéticamente hubiese un sitio
Donde llevarla,
Te va a caber entera en un bolsillo.
Entonces, compañero, hermano hombre,
Animal de mi especie,
Si te preguntan por la vida,
Mejor dices que se te olvidó,
Entre tanto dolor y placer,
Que no te diste cuenta,
Que no te fijaste bien.
Por lo menos seamos elegantes.
Por lo menos.
Washington Daniel Gorosito Pérez
1er. Lugar Tema Libre
XXXVII Juegos Florales de la Revolución Mexicana
Jiquilpan, Michoacán.
Noviembre 2001
TAJÍN
Melodía del agua
sobre las hojas marimba.
Hay tristezas húmedas.
La luna calla,
personaje central
del milenario escenario.
El trueno devorador de hombres,
como una lanza de fuego
vence la esterilidad de la noche
y desenmascara al silencio.
Las llamas del dios
como ávidas serpientes
alumbran los altares vacíos.
Un teatro,
donde faltan los actores
y
sobran los espíritus.
El tiempo,
hiere, daña y destruye
los nichos.
Me maravilla encontrar este tipo de literatura para compartir y analizar, aceptando o no el planteo de su autor que felicito enormemente, agracer la cita del tango"Cuesta Abajo" cuyos autores son nuestros mayores exponentes de la música en el caso de Carlos Gardel y la poesía de Alfredo Le Pera.Este verso es magistral: Vamos hacia una deliciosa barbarie/.Acumular ciencia, conocimientos,tecnología, no es progreso. Un gusto leer todo el texto. Muchas gracias a vos Jean por subir tan buen material. Bs. Vic
ResponderEliminarMuchas gracias Vic por tu comentario y por subrayar unos versos que indican claramente la ilusión de un cierto tipo de progreso. Un abrazo. JC
ResponderEliminar