¿La mujer ha sido siempre la perpetua menor que fue en el siglo XIX? ¿Estuvo siempre apartada de la vida política como en la Francia de Luis XIV? ¿Nunca tuvo más independencia económica que la que le otorgaba la autoridad marital?
Este estudio sistemático, realizado a través de una multitud de ejemplos concretos, no deja escapar ningún aspecto de las actividades femeninas en el curso del periodo feudal y medieval: la administración de bienes, los oficios, el comercio; el dominio del pensamiento, de la literatura y también de la política; mujeres escritoras, educadoras, propietarias feudales, mujeres que animaron las cortes de amor y que inspiraron las novelas de caballería.
A lo largo de estas páginas nos enteramos de que el más antiguo tratado de educación en Francia es obra de una mujer, que en el siglo XIII las mujeres ejercían habitualmente la medicina, que en el siglo XII la orden de Fontevraud reunía a monjas y frailes bajo la autoridad de una abadesa.
En la época feudal las niñas eran mayores de edad a los doce años, dos años antes que los varones y sólo en el siglo XVIII la mujer se vio obligada a adoptar el apellido de su marido.Régine Pernoud, gran medievalista, esboza a partir de la historia de las mentalidades y de los hechos sociales un esquema de la evolución del poder de la mujer a través de los siglos: desde sus orígenes, con las libertades y la responsabilidad adquiridas, hasta su decadencia en la que influyó, entre otros acontecimientos, la universidad de París y el decreto del parlamento parisiense de 1593 que prohibió a la mujer toda función en el Estado
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