Apellidos: Miles Mercury
Fecha de nacimiento: 6/9/1969
Lugar: Yoknapatwpha, isla de Fidji.
Estado civil: en constante revolución y rebelión.
Estudios:
Primarios y secundarios en Standing Fuck, reserva de los indios lakota, donde fui abandonada nada más nacer, y bajo el auspicio de la chamana Inti Mane Uhmm.
Ballet clásico con Igor Nureyevko en la Ópera de Sant Petersburgo.
Piano, fuga y contrapunto con Mylos Schopin, en el Real Conservatorio de Praga.
Gimnasio de competición, acrobacia y técnicas circenses en Shanghai y Pekín.
Kabbalah con Yusuff Ibn Meyer en Jerusalén.
Actualmente sigo un curso de literatura comparada con Christophe Devil d’Angers, en la Sorbonne de París.
Aficiones y habilidades:
Amante de los deportes de aventura: vuelo sin motor, parapente, rafting, esquí de fondo.
Fotografía de líquenes de las grandes cuevas, para un estudio de la flora autóctona de la Cordillera Andina.
Bailes de salón, ganadora del primer premio internacional celebrado en 2009 en Mónaco.
Situación económica: Me mantienen grandes hombres, yo no tengo el mal gusto de hablar de dinero…
Experiencia profesional:
Mi carrera de ballet se vio truncada a causa de un desafortunado accidente de puenting, en el que caí desde una altura de 30 metros, al romperse la cuerda de seguridad, y salve milagrosamente la vida al caer sobre un grupo de gays, que estaban participando en una orgía en plena campiña de la Provenza.
Pianista solista de la Ópera de Baviera, puesto que abandoné dos años después para dedicarme a estudiar la literatura inuit, junto a los mejore profesores de Groenlandia, y posteriormente impartir un curso de “Literatura inuit y sus influencias en la literatura universal”, en la universidad de Venecia, donde llevo tres años como catedrática titular.
Preferencias:
Un color: La lavanda de Provenza y el azul Renacimiento.
Ropa: Vaqueros muy trendy con blusa Chanel.
Estación: La que me lleva a enlazar con el tren de la eternidad.
Orientación sexual: Me educaron para ser hetera, pero soy de espíritu libre.
Orientación metafísica: La escatología, en todas sus vertientes.
Política: La practico mucho por la mañana, mientras hablo con los compañeros de tren mientras voy al trabajo.
Música: ¿Existe la vida sin ella?
Alimentación: No debiera… pero quiéralo, uhmmmmmm.
Principal defecto: Ser demasiado perfecta.
Principal cualidad: Odiar la imperfección y luchar contra ella: las reglas se hacen para romperlas.
Animal: Un sexy boy en las noches de calor.
Flor: El capullo, en plena efervescencia, de cualquier planta del mundo.
Olor: El de mis efluvios corporales, por lo conocidos.
Sabor: No sé si estaría bien que lo dijese…
Bebida: Me remito al sabor.
Herramientas de bricolaje: El marido de mi vecina.
Palabra preferida: La que nunca digo antes de contar diez.
Parte del cuerpo humano: Mis tetas, tus tetas, sus tetas… pero bien grandes, las mujeres sin tetas me parecen pérfidas y desconfío de ellas.
No acepto: La tacañería, especialmente si va acompañada de la generosidad hacia uno mismo.
Qué canto bajo la ducha: Boleros de desamor o La Internacional, depende del día.
Lo que le diría al diablo si lo viera: “Te vendo mi alma si me conservas tan joven y hermosa como estoy”.
Lo que hago en:
Una panadería: oler, oler y oler, e imaginarme la harina llena de cagadas de ratas.
Una iglesia: Robar objetos del altar.
Una sala de espera de médico: Robar revistas.
Lavabo: Leer mi libro preferido, “Como cagar en el monte”, de Ediciones Desnivel.
Un cementerio: Leer la fecha de nacimiento y de muerte y contar la edad que tenía el finado.
Una boda: Ligar con el novio cuando ya está borracho y dejarlo por la novia.
Una playa al atardecer: Esperar a que anochezca y bañarme desnuda.
Una música: Miles Davis tocando un aria de Turandot.
Una mujer de la Literatura: La de Dostoievski.
Un hombre de la Historia: El primero que fue capaz de pensar y hablar después.
Proyectos literarios: Cada día tengo más… empiezo mañana.
Mi lema: Odio a los que tienen lema, a los que dicen ”no es mi estilo” y gilipolleces como estas.
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