lunes, 30 de mayo de 2011

Tildadas de arpías por los juntaletras de la reacción, las periodistas y poetas de la Comuna fueron pioneras del movimiento feminista.

Heroínas de comunas y letras


Las mujeres de la Comuna de París, tienen un papel histórico incontestable. Si es considerado como uno de los primeros movimientos femeninos, quizá feministas, la cuestión es saber si eso era una cosa consciente. Obviamente, un movimiento de masa no puede ser totalmente consciente, pero cuando las mujeres de París se unieron por la “causa del pueblo” y para la lucha político-social comenzaron dos combates, dos luchas que se entreveraban. “Juntas para la libertad” dijo la más conocida de las comuneras, la escritora Louise Michel. Las partidarias dieron un paso hacia la emancipación femenina en el hecho mismo de luchar no particularmente por eso, sino contra las opresiones del poder y por los derechos del pueblo. En la afirmación de su conciencia política, se convirtieron en heroínas y madres de una etapa del feminismo.
Las mujeres están muy presentes en los combates físicos e ideológicos de la Comuna de París. Están en los clubes y comités, en las redacciones de los periódicos, en los hospitales y ambulancias, en las calles y las barricadas. De hecho, el corresponsal del Times en París, escribe: “Si la nación francesa se compusiese solo de mujeres, ¡qué terrible nación seria!”.
Bajo el impulso de Elisabeth Dmitrieff y Nathalie Le Mel nace la Unión de las Mujeres por la Defensa de París
Bajo el impulso de Elisabeth Dmitrieff, joven aristócrata rusa, y Nathalie Le Mel, obrera encuadernadora, nace uno de los primeros movimientos femeninos de masa: la Unión de las Mujeres por la Defensa de París y Auxilios a los Heridos. La Unión reclama el derecho al trabajo y la igualdad de salarios, participa en el inventario de los talleres abandonados por los patrones, refugiados en Versalles y organiza talleres auto-gestionados. El combate de la Comuna se mezcla a la lucha feminista. El 18 de marzo de 1871, una mayoría de mujeres influye para que los soldados pongan de la vuelta a sus fusiles y se unan a su causa. Es un acto simbólico y representa del papel femenino durante ese periodo. La determinación de las partidarias de la Comuna es también el sujeto de variadas críticas. Más que los hombres, ellas son objeto de leyendas y calumnias porque no sólo se enfrentan el poder del gobierno, sino que luchan también para afirmarse. Las más cultas son tachadas de “hembras literarias”, “profesoras desplazadas” o de “callos furibundos”. Esos epítetos son citados desde un artículo de prensa de Francis Magnard Le Figaro. Estas “hembras literarias” lucharon en las barricadas pero también a través de ensayos y artículos. La ciudadana Dauthier, por ejemplo, señala olvidos, abusos e invita a la luchadesde el periódico Le Père Duchêne. Su estilo es directo y coloquial. Otras, que son mujeres de letras como Reindenhdreth, de origen austriaco, trabaja con el periódico Le Populaire. André Léo es también una escritora notable que participa en la redacción de La Sociale. Sus artículos llaman a todas las clases sociales a resistir a la presión de Versalles y combate las tentativas de conciliación que paralizan la Comuna durante más de un mes y se levanta contra el romanticismo de algunos seudopartidarios.
“Aria, la romana”
Una mujer particularmente considerada como una heroína es Louise Michel, que no sólo forma parte del 61°batallón de Montmartre, sino que también es socia del Comité de Vigilancia de Montmartre. Además, Michel modera el Club de la Revolución, es enfermera de ambulancia y combatiente varias veces en los enfrentamientos de marzo 1871 y durante la “Semana Sangrienta”. Cuando su amigo Théophile Ferré es ejecutado, le manda un poema de adiós: Les oeillets rouges (“los claveles rojos”). En este poema, la escritora da importancia a las oposiciones cromáticas: el cementerio es “negro” mientras la esperanza está vinculada al rojo del clavel, un símbolo del movimiento obrero en Francia. Además, cuando dice, “En los últimos tiempos del Imperio, /cuando el pueblo se despertaba, /rojo clavel, fue tu sonrisa/ que nos contó que todo renacía”, ilustra otra vez el rojo como la esperanza, el despertar del pueblo. Las sombras son metáforas de la muerte y el aspecto “lívido” de la frente del vencedor, o sea Versalles y el Gobierno, está vinculado a la muerte. En respuesta Victor Hugo escribió su poema, Viro Major, para Louise Michel, demostrándole su admiración. En este texto Victor Hugo describe a Louise Michel como “Judith la oscura judía, Aria la romana”, es “terrible y sobrehumana”. Otra vez se encuentra “la frente lívida” de los vencedores (“los jueces”) y la “pálida muerte”. Louise Michel es descrita como una heroína de la lucha, con las comparaciones con figuras femeninas históricas.

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